© Matías Krasner- Copyright -All rights reserved 2011
En la oscuridad de la noche. Tranquilizado por el canto susurrante de la lluvia, mientras las gotas golpean suavemente la ventana de mi habitación. Los pensamientos manan de mi interior. La duermevela da paso a una respiración lenta, sin prisa, expirando levemente. Suelto el aire que da paso a un sueño placido y reconfortante. Mis latidos, vienen y van. Subiendo el tono, hasta dar comienzo, los atronadores tambores de guerra que resuenan en el valle. Mientras las hordas enemigas caminan desafiantes. El cuerno resuena en la lejanía, acompañando los gritos del campo batalla. Mi alma de guerrero despierta. Mi mano izquierda que antes estaba desnuda, ahora lleva el acero de la espada corta. Levantándola con fiereza, chocándola contra el escudo, entonando la canción guerrera de mis ancestros.
La nieve cae delicadamente entre mis cabellos rojizos. La rabia entra en mí ser, el tótem de las cinco bestias que anidan en mi interior. Despertando la furia del berseker. El águila que sobrevuela el cielo, la serpiente que se arrastra y ahoga. El lince que sigilosamente se mueve entre las rocas esperando su presa en silencio. El lobo fiel y astuto, que acecha con sus camaradas y se envían miradas llenas de complicidad. El cuervo que grazna posado en una rama, observando los movimientos del enemigo. La sabiduría ancestral que me llena de energía, los arboles que se mecen por el viento. La tormenta eléctrica, señal que Thor espera anhelante, nuestra victoria. Los rayos y relámpagos iluminan el cielo. Por la voluntad del dios furioso, destructor y creador al mismo tiempo.