2 de junio de 2013

BROMAS LABORALES

© Daniel Alejandro Trebilcock Tamayo

    Ubicada en la periferia de la ciudad, un lugar un tanto desolado y al que solo llegan algunas personas, se hallaba la factoría Prentiss.

   Allí, Laurent Matta, uno de sus empleados, terminaba con satisfacción y cansancio el día laboral. Preparando lo necesario para partir, se dispone a dar inicio al tan merecido y anhelado descanso.
     Apaga el sistema dispensador y lo desconecta de la toma eléctrica para más seguridad. Cierra válvulas, verifica barómetros y activa el regulador automático que con suerte cumplirá a cabalidad con el cuarenta o cincuenta por ciento de las funciones cotidianas que se le asignan. Apaga las luces, se quita el incómodo overol y el casco y lo pone en una canasta de plástico para dirigirse a la zona de casilleros.